La alimentación y el sueño de los hijos, especialmente en la primera etapa, constituye una de las mayores preocupaciones de los padres, sobre todo si estos son primerizos .La consulta con especialistas es más que aconsejable porque seguramente hay muchas cosas que desconoces… Aquí te contamos algunas.
Pero la lista interminable a la que los padres primerizos deberán enfrentarse, lo quieran o no, incluye otros muchos apartados: fiebre, tos, vacunas, chupete, cacas, diarrea, dolor de tripa, manchas en la piel, conjuntivitis, bronquiolitis….
No hay ninguna madre ni padre que esté preparado para todos los interrogantes que empiezan a surgir con solo mirar a la criatura y las dudas asaltan
Conscientes de este sinvivir, Elena Blanco y Gonzalo Oñoro, pediatras y padres, han reunido en “Dos pediatras en Casa” (Zenith) todas las respuestas posibles.
Autores de un blog de referencia, del mismo título, ambos especialistas señalan a EFEsalud que efectivamente son el sueño y la alimentación de los hijos los que encabezan la lista de las preocupaciones diarias.
El libro no se enreda en explicaciones enrevesadas que poco aportan a los padres y “con todo ello nos ha quedado una obra con 304 páginas y 48 capítulos”.
Repasan, entre otros, las enfermedades infantiles más corrientes, con explicaciones sencillas sobre los cuadros clínicos más comunes durante la infancia.
Qué pasa con la alimentación
Los dos pediatras nos cuentan que durante en el proceso de destete y el periodo de alimentación complementaria no debe usarse sal ni azúcar para aderezar alimentos. Y una vez que los niños coman como un adulto, cuanto menos se empleen, mejor.
También apuntan, entre otras indicaciones:
1. La miel puede causar botulismo a los niños pequeños, una enfermedad grave que condiciona la parálisis de los músculos del cuerpo, por lo que deberá retrasarse su introducción hasta el año de vida.
2. Las verduras de hoja grande, como las espinacas o las acelgas, deben consumirse preferiblemente a partir del año de edad por riesgo de metahemoglobinemia.
3. La leche entera de vaca no debe consumirse hasta cumplidos los 12 meses.
4. Los alimentos con alto riesgo de atragantamiento deberán esperar un poco más para ser introducidos, al menos hasta los 3 años.
Por ejemplo, frutos secos enteros, alimentos de aspecto redondo sin cortar (como las uvas o los tomates cherry), salchichas, manzana, zanahorias crudas, jamón serrano, o patatas fritas tipo snack .
“En general, todos aquellos alimentos que, por su textura o forma, sean duros y difíciles de masticar”.
5. Los pescados de gran tamaño como el pez espada, el lucio, el tiburón o el atún rojo, por su alto contenido en mercurio, es preferible evitarlos hasta los 10 años.
¿Y el sueño?
Sin que se sepa muy bien cuál es la razón, afirman en su libro, y al igual que nos pasa a los adultos, hay niños que duermen pocas horas al día, mientras que otros son muy dormilones, y ambas situaciones se consideran perfectamente normales.
Estas franjas horarias, también denominadas “percentiles de sueño” varían enormemente con la edad, por lo que los rangos de “normalidad” que podemos establecer son en realidad muy amplios:
– Menores de 3 meses: se recomienda que duerman 14-17 horas (apropiado: 11-19 horas).
– De 4 a 11 meses: se recomienda que duerman 12-15 horas (apropiado: 10-18 horas).
– De 1 a 2 años: se recomienda que duerman 11-14 horas (apropiado: 9-16 horas).
– De 3 a 5 años: se recomienda que duerman 10-13 horas (apropiado: 8-14 horas).
– De 6 a 13 años: se recomienda que duerman 9-11 horas (apropiado: 8-12 horas).
– De 14 a 17 años: se recomienda que duerman 8-10 horas (apropiado: 9-11 horas)».
Otras cuestiones para padres primerizos
También incluyen consejos prácticos para manejarse en el día a día con el único fin de que los padres no entren en pánico “y salgan corriendo al hospital”.
Así explican que los cólicos del lactante son una condición benigna que mejora sola con el paso del tiempo y “al desconocerse la causa, resulta imposible plantear una solución que funcione en todos los casos”.
En cuanto a las dudas sobre el chupete, señalan que la gran mayoría de las sociedades científicas recomiendan retrasar su empleo hasta que la lactancia materna esté establecida, lo que suele ocurrir a las 3 o 4 semanas de vida.
Esto es así porque “se considera que un uso precoz puede interferir en el enganche y en el inicio de la lactancia”.
Pasada esa edad, aseguran, el chupete es un recurso útil para calmar al niño cuando llora o para ayudarlo a dormir.
“Además, el empleo del chupete por la noche se considera un factor protector contra la muerte súbita del lactante”.
Muerte súbita
Y hablando de muerte súbita nos cuentan que existen una serie de factores protectores contra este síndrome.
El más importante “es poner a los niños a dormir boca arriba, siempre en un colchón firme sin ningún objeto a su alrededor”.
Por el contrario, fumar, consumir drogas o alcohol durante el embarazo, la prematuridad, el colecho o dormir boca abajo se consideran factores de riesgo.
Fuente: Efesalud.com